Dormida
en lo profundo
de mi
noche
no
escuche que la aurora
me
llamaba.
No pensé
que su luz
necesitara
del
oscuro cobijo
de mi
sombra.
Ella era
el resplandor.
Yo las
tinieblas.
Su
pedestal de piedra.
El mío
de barro.
Por no
darle mi pena
obvie la
suya.
Hoy, que
no puedo compartir
su
desamparo,
lloro el
ocaso
de un
tiempo sin retorno.
Y es mi
pena, el castigo:
No
despertar jamás
en su
alborada.
2 comentarios:
HOLA CANI
paso a dejarte un abrazo...}
todos somos valiosos en el camino de la vida
y a los ojos de Dios...solo que a veces nos abrumamos mas que seguido con tanta cosa que nos duele...
pero en la belleza de l a Tierra viva y serena
podemos reencontrar nuestros pasos y sonreir
la luz nunca se apaga
todos brillamos dentro...como una geoda
piedra fuera-luz dentro!
un abrazo grande!
Cani hace tanto que no entro por tu espacio la vida nos lleva por caminos tan imprevisibles, pero lo importante es estar y no dejarse rendir. Un besito deseo que estés bien.
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