De niña; coleccione
botones.
Cuentas de cristal
y cintas de colores.
Después, ya adolescente:
Fotos de artistas.
Fotos de artistas.
Los programas de cine
y pétalos de flores.
Ya cuando moza: ¡Ay de
moza!
Palabras de amor en una
carta.
Versos sin rima
y letras de canciones.
Llego la madurez: ¡Que
pena!
Y me gustaron las pieles
y las joyas.
Hoy; llegando a la vejez,
tan solo guardo:
Retratos amarillos.
Hojas de calendario
y esquelas de vecinos.
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