Me enseñaste a rezarla
cuando niña
y aun ahora, cuando la pena:
Unas veces.
Otras: La rabia.
Me atenazan
el pecho y la garganta.
Cuando ya mi sentido
no comprende la razón
de tantas cosas:
De la desolación; el hambre,
la miseria.
Del dolor; que hace añicos
la inocencia de un niño.
De las guerras.
Cuando no hallando
respuesta mis preguntas;
respuesta mis preguntas;
se convierten las dudas
en tormento:
Cansada; hastiada.
Dejando de creer:
¡Hasta en de que no creo!
Atizo aquel rescoldo
de la infancia;
rebusco en la memoria,
y acude, de mi mente,
hasta mi boca; la plegaria:
¡Tu plegaria!
“Dios te salve a ti llamamos
los desterrados…”
5 comentarios:
Bonita plegaria.Un placer visitarte. Besosss.
Muy bello blog. Enhorabuena. Un abrazo.
Muchas gracias, me alegro de que lo haya visitado
Y a pesar de todo el dolor
no nos cansemos de pedir
bendiciones!
Mi apreciada Cani, que tu plegaría llegue bien y que sea escuchada.
Besitos
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